CIV

Noches de luz

que no tienen fin.

Mesas de viandas

sobre manteles 

floreados.

Risas de niños

y adultos

que no cesan.

Finjo felicidad,

sí, finjo.

Se me da bien

desde hace mucho,

mucho tiempo.

Todos lo saben

y aceptan

la comedia.

Se apagan las luces,

se acaban los platos,

mueren las risas

y nace mi noche.

La noche 

más larga,

más amarga,

más necesaria,

más mía...

Pero la noche

que llaman buena

da paso al amanecer

y camino de nuevo

con paso firme

y sonriendo.

Derroté a mis lágrimas

sonriendo...

Otra vez...

Santi Malasombra 

CIII

Me vengaré de tus caricias,

caricias lentas 

de sutil y caprichoso trazo.

Me vengaré de tus besos,

besos callados

de hoguera de invierno.

Me vengaré de tu voz,

voz bajita

de susurro de viento.

Me vengaré de tus ojos,

ojos grises

de nube sin lluvia.

Me vengaré de ti

recordándote 

en las fría soledad

del ave nocturna.

Me vengaré de ti

escribiéndote

en el roto lienzo

del corazón perdido.

Me vengaré de ti

amándote

en el crepúsculo

del hombre que amó.

Me vengaré de ti...

Me vengaré...

Cuando pueda vengarme...

Sabiendo que

nunca podré...

Santi Malasombra 

CII

Gota de lluvia

que al lago cae

desde la negra nube

de tormenta.

El lago está calmado y

la gota está triste.

Se acabaron los viajes

por los bravos ríos.

Ya no hay paseos

entre montañas

y verdes bosques.

Ya no disfruta

de las caprichosas

curvas del

travieso arroyo.

Ya no llegará al mar,

no danzará con sus olas,

no besará las playas

de arena y sal.

En el lago

hay paz

y ella es una guerrera.

No es su sitio,

no es su hogar.

La gota está triste

y pide morir.

Pero un rayo de sol

se apiada de ella.

La abraza con su calor

y la lleva

a una nube 

que viaja 

con el viento

rumbo al mar.

La gota se deja caer

al impetuoso océano

sellando la incertidumbre

de su destino.

No sabe dónde irá,

qué aventuras vivirá,

pero es libre...

Así lo quiere el sol

que conoce a la gota de agua

que al lago cayó:

es la lágrima

por el amor caído,

por el sueño roto

del incansable
soñador.

Es mi lágrima...

Santi Malasombra 

CI

Soledad vestida

de mentirosa sonrisa,

desesperación disfrazada

de gesto calmado,

libertad pintada

en rejas de acero.

Títere con hilos

de pelo rubio, lacio, débil.

Mirada triste

en rostro amable.

Sueños que no recuerdo,

pesadillas presentes,

dolor constante,

largas noches,

fríos días,

ojos de payaso

de trapo.

Maldiciones, 

suspiros,

lágrimas secas.

Ya no hay salida,

tiré la llave

al infierno

de tus grises ojos.

Allí nos veremos,

entre el fuego

y el vicio,

entre la sal

y la sangre.

Ya no puedes 

huir de mí.

Soy la herida

que creaste,

la muerte

de un alma

errante.

Santi Malasombra 

C

La noche es mi hogar,

la oscuridad, mi ropa.

El aullido del lobo,

la voz que te llama.

El baile del viento,

el último beso.

Sueño lento,

pesadilla perpetua,

sudor frío,

fantasmas 

de ojos grises

que me miran

desde el infierno

de la ausencia.

En mi noche

no hay luna, 

ni estrellas, 

ni tú...

Amanecerá.

No sé si quiero,

pero amanecerá.

Santi Malasombra 

XCIX

La luna crece al ritmo

que unos suspiros marcan.

Una estrella se acerca,

pero no se acerca.

Es el deseo de 

acariciar una quimera.

La luna llena brilla

con la luz de unos ojos.

La estrella ahí sigue

inmóvil, cegada,

hipnotizada 

por el sueño de un beso.

La luna se apaga,

muere sin decir adiós.

La estrella grita, 

maldice, llora...

La luna crece...

La estrella de ilusión

vuelve a llenarse...

La luna crece, brilla, muere

y la estrella

siempre espera...

Santi Malasombra 

XCVIII

En la profunda noche del bosque

solivianta mi sueño

el rugido de una bestia.

Temeroso abro mis ojos

y me visto de valor.

Sombras de pinos que bailan

la danza del leve viento.

Piedras blancas,

verdes arbustos,

rumor de agua

que galopa 

rumbo al mar.

La luna brilla,

el miedo se marcha.

Todo está bien.

Vuelvo al lecho,

sonrío,

me rindo al sueño.

La mañana se presenta,

salgo a disfrutar 

de su luz, 

de su aroma,

de la paz que 

buscaba.

Me siento

en el banco de piedra,

alzo la vista y,

enredado en la parra,

hay un pañuelo de seda.

Blanco como 

la nieve pura,

limpio como 

el primer manantial.

Tiene mi nombre

bordado

con letras 

hechas de amor. 

Busco con la mirada,

pregunto casi sin voz:

-Mamá, ¿estás ahí?

No hay respuesta,

no puede haberla, 

pero ella estuvo aquí,

protegiendo a su niño.

Ya no tengo miedo.

Ya no lo tendré...

Ya no...

Santi Malasombra 

XCVII

Ella es el aire que da vida

y el veneno que la quita.

Ella es la bruja que conjura

y la hechicera que sana.

Ella es el altivo vuelo del cóndor

y la levedad de la mariposa.

Ella es el zarpazo de una fiera

y la caricia de una pluma.

Ella es el tenebroso pantano

y la orilla del mar calmado.

Ella es la prisión del averno

y la libertad del paraíso.

Ella es el grito de la noche

y la suave voz de la mañana.

Ella es la sal en la herida

y la miel en los labios.

Ella es el fantasma que busco

y que no existe, pero...

¡Es tan real!

Santi Malasombra 

XCVI

Me consumo en el infierno

por haber amado.

deambulo entre el fuego

del recuerdo de tus ojos.

Muero sin morir

en el lecho

de tu ausencia.

Mis labios suplican

el agua 

que los tuyos 

no tienen.

Eres mi desierto

de infinitas dunas,

mi tormenta

de rayos certeros,

mi naufragio.

Me consumo en el infierno

por haber amado.

Me diste tus besos,

tus caricias, 

tu cuerpo...

Me negaste tu amor,

tu pasión,

tu locura...

Me negaste tu mirada.

Tu mirada 

de ojos de nube.

Tu mirada 

de ojos de humo.

Me consumo en el infierno

por haber amado.

Me consumo...

Santi Malasombra 

XCV

Notas de blues

que lloran 

lágrimas

de guitarra...

Mirada 

de ojos tristes

vestida

de bourbon frío...

Sonrisa ausente,

labios amargos...

a ti

te amo.

Santi Malasombra