domingo, 3 de agosto de 2014

LXXXIX


Tan herido que ni dolor siento.

Tan solo que ya temo la compañía.

Tan desesperado que ya no lucho.

Tan cansado que ya no lloro.

Lamentos de madrugada

que nadie escucha.

Y amanece...siempre amanece.

Tus caricias sanan mis heridas.

El susurro de tu voz

viaja conmigo.

Tus besos son las armas

que empuño en la batalla.

Tu sonrisa es la fuerza

en mi camino.

Tus caricias son la mañana

de luz y dulce brisa.

Tus ojos son el fuego

que alimenta mi vida.

Poderoso fuego

que se rendirá ante la noche,

pero amanecerá...

Siempre amanece...

Siempre...

Santi Malasombra 




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