lunes, 12 de noviembre de 2012

XLV

Perturbado y estremecido
me llega el pensamiento
de la loba que me pensó.
Arquitecto me proclama
y sólo un obrero soy.
Albañil que sueña
con levantar la
casa que nos proteja.
Argamasa de besos,
caricias y miradas.
Tus ojos son ventanas
que iluminan la estancia
con más luz que mil soles.
Mis manos de constructor
por tus deseos son guiadas.
Trabajo sin descanso
y no lo necesito.
Fuerzas infinitas
mueven los músculos
que a tu servicio están.
Pirámides de Egipto,
jardines de Babilonia,
Coloso de Rodas...
Insignificantes obras
comparadas con mi Loba.
Miguel Angel, Da Vinci,
Romero de Torres y Rafael
se revuelven en el Olimpo.
No conocieron a la musa
que inspira
la creación más hermosa:
Tu mano junto a la mía
para toda la eternidad.
Más allá de los sueños
y de la realidad.
 
Santi Malasombra
 

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