lunes, 6 de agosto de 2012

XXVI

Abrió los ojos con dificultad. Las lágrimas secas habían cristalizado en sus párpados.
La oscuridad era absoluta. Oscuridad implacable que le hizo dudar de su visión.
No recordaba qué había pasado. Adelantó las manos y, apenas a unos centímetros,
encontró un muro con la consistencia de la madera trabajada. ¿Estaba viva?
El sonido de unos arañazos al otro lado parecía contestar que si.
No se atrevía a decir nada, aunque probablemente no habría podido.
Algo atenazaba su garganta, algo inexplicable, sin forma.
El terror había paralizado sus sentidos.
Sólo su oído parecía estar funcionando.
Los arañazos seguían.
Parecía que al otro lado había una bestia.
Tal vez, con ganas de sangre. El pensamiento de la sangre
volvió a su mente. Empezaba a recordar...
Al otro lado había mucha sangre, demasiada sangre.
Ella sólo era una niña de siete años,
¿porqué estaba escondida? ¿de qué huyó?
El tacto de unas prendas le confirmó sus sospechas:
Se había escondido en un armario de su casa.
Intentó salir, pero las piernas no le respondieron.
Se arrodilló sollozando y, como si de una conversación macabra se tratara,
los arañazos en la puerta volvieron a aparecer.
Algo la estaba esperando. ¿Qué? ¿Quién? ¿Por qué?
Una visión la golpeó sin pìedad.
En su mente se dibujó la imagen de su hermano de dos años.
Estaba en su cuna. Envuelto en una sábanita de color rojo oscuro.
Ya no era blanca. Él estaba inmovil. Sin vida.
Un cuchillo en su frágil cuello se la había llevado.
Se vio a si misma corriendo a la habitación de sus padres,
saltando sobre su cama y pidiendo ayuda.
No le contestaban. Sus cuellos también estaban cortados.
Mucha sangre...Demasiada sangre.
No entendía qué pasaba y huyó a esconderse en el armario.
Intentó abrir la puerta, pero algo en sus infantiles manos
se lo impedía. Era un cuchillo de cocina.
Lo miró y comprendió.
La memoria había vuelto por completo.
¡Había asesinado a su familia!
Liberada de su angustia abrió la puerta.
Allí estaba su gato, buscando sus caricias.
Tenía la boca manchada de sangre...Demasiada sangre.
Se había alimentado bien.
Lo sentó en su regazo, lo acarició con amor.
Ya estaban solos y una sonrisa iluminó aquella cara de niña.

Santi Malasombra

3 comentarios:

  1. Texto fluido pero, difícil e inquietante historia.
    Piedad Durán

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    Respuestas
    1. Sinceramente, después de escribirla me costó darle al botón de "publicar". Es una historia muy dura. Muchas gracias, Piedad, por considerar el texto fluido. Soy de ciencias y, aunque intento escribir lo más correctamente que puedo, las letras no son lo mío. No imaginas lo feliz que me hace este tipo de comentarios.

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